sábado, 15 de septiembre de 2012

'Otra vez Tú y yo', por David Puerto

Otra vez aquí. Junto a ti Señor. La Iglesia vacía, los bancos mudos, las velas apagadas, la luz parpadeante de las lámparas que cuelgan del techo, y Tú. Con esos brazos clavados en la Cruz, como si me recibieras cada vez que vengo a verte acogiéndome de nuevo en casa.
Otra vez siento ese cosquilleo que me dice que Dios me habla, saluda y alegre dice: 'Hola David, me alegro de verte'.
Otra vez vengo a contarte mi vida, darte gracias por mis aciertos y pedirte ayuda para los problemas que por desgracia y como ser humano, los tengo.
Otra vez estamos a solas y te pones a mi lado, te sientas en tu mesa y me dices qué ha pasado. Me oyes como un amigo y aconsejas como el Padre amado.
Otra vez, vuelvo a sentirme niño, subo los tres escalones del presbiterio y con esa ilusión de ver a un ser querido, te beso los pies y te doy gracias por no abandonarme en ningún sitio.
Otra vez, la soledad se hace presente y como dos compañeros confidentes me demuestras que no vivo solo, y que la fe en ti, es la que me convierte.
Otra vez contigo, en las Viñas, sin Hermandad, sin pensamientos, sin nadie que interceda entre nosotros, un momento de intimidad que siempre te agradezco cuando te miro a los ojos.
Otra vez la serenidad,
otra vez existe el perdón,
otra vez encuentras dentro de mi, soluciones para todo,
otra vez me aconsejas que camino debo elegir,
otra vez recomiendas que no es por ahí por donde debo ir,
otra vez estoy contigo,
otra vez bajo de ti, y aunque siquiera estoy minutos a solas junto a ti,
otra vez se para el tiempo, y me llevas al cielo, y me ayudas a ser la vocación que tenías para mi.
Otra vez siento lo mismo y me voy sonriendo de allí,
gracias Padre mio, porque en tu Exaltación me haces feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario